La canción “Asturias”, la célebre composición de Victor Manuel que adapta un poema de Pedro Garfias, pasa por ser el himno oficioso de la región. Desde su primera versión en acústico de 1976 a la más canónica, con banda y arreglos orquestales de 1983, o a la de directo, una década más tarde, el músico de Mieres ha visto cómo esta “falsa petenera”, un canto a la tierra desde la rabia y el mito, se iba haciendo cada vez más grande. Con ese material tan sensible, cinco músicos asturianos de distintas generaciones y escuelas (Chus Pedro, Nacho Vegas, Marisa Valle Roso, Leticia Baselgas y Rubén Bada) han realizado una nueva lectura de la canción.
Esta versión se inscribe dentro del proyecto que el productor asturiano Paco Loco viene realizando en sus estudios de Puerto de Santa María junto al músico Joaquín Pascual (“Surfin Bichos”) para reinterpretar el repertorio de Víctor Manuel en una clave más cruda. Bajo una base musical despojada, donde apenas un piano esencial y una atmósfera de guitarras, a cargo de Rubén Bada (“L-R”), ponen los mimbres, se suceden las voces de dos parejas. El cantautor Nacho Vegas y Leticia Baselgas (la otra mitad de “L-R”) encaran la primera mitad de la canción, alejándola ya en esos primeros versos, de la espectacularidad a la que “Asturias” acostumbra al oyente, pero reafirmando el carácter emocional del himno. Con el verso “quién derribará ese árbol” ceden el testigo a Marisa Valle Roso y Chus Pedro, que ponen sus voces, llenas de tradición y coraje, al servicio de unas palabras casi míticas. Los cuatro se unen en los coros finales, con las percusiones de “L-R”, y suman al propio Victor Manuel, que deja, así, la huella de su autoría, con esta aparición y la del recitado de los primeros versos, en la introducción inicial.
El diálogo intergeneracional y entre escuelas, del indie a la música tradicional, del rock al folk, abraza esta nueva versión, que llega con un videoclip en el que se combinan los detalles de las sesiones en el estudio de Paco Loco con espectaculares imágenes de Asturias a vista de dron. El “verde de montes” y “negra de minares”, la “roca firme”, la “herida” o el “coraje” del poema se transforman en panorámicas de la cordillera, acantilados de la costa oriental y occidental, carbayeras y fayedos que realzan la épica de esta “Asturias” imperecedera redescubierta en una nueva versión.